Los aprendizajes de Papá en mi
Los hijos somos los peores jueces, así dice la frase popular y ahora que soy Madre y observo a mi hijo en sus juicios sobre el desempeño de mi rol me puedo dar cuenta que sí, que sin conciencia existe el juicio a los Padres.
Y en este mes de Junio, la energía del Padre es la que está presente para ser observada, integrada y sanada en cada una de nosotras.
Papá, mi Papá, el primer hombre de mi vida, el que me enseño como debería tratar un hombre a una mujer, como me debería tratar a mí un hombre.
Con los ojos de la niña Isabel, la niña que está sanando día a día, observo a la distancia un Padre machista, sin respeto por la figura femenina, ausente siempre por trabajo, proveedor económico más no proveedor emocional.
¿Cuál es tu historia de infancia con tu Papá?
Si me quedo en la historia de víctima de mi infancia, me pierdo la oportunidad de integrar las herramientas que mi historia desarrollo en mí.
¿Qué herramientas te dejo tu historia con Papá?
Para mi, el crecer en un ambiente machista me genero de inicio desarrollar una personalidad masculina, con la fortaleza, la acción, el empuje de un hombre proveedor; herramientas que sin conciencia de ellas, me anclaron a situaciones de vida dolorosas con todas y cada una de mis parejas, actuando yo como el hombre de la relación.
¿Tus herramientas te limitan o te expanden?
Después de mi divorcio, años de terapia, años de estudio, fui sanando y tomando conciencia de la polaridad en la que me encontraba, desarrollando ahora la polaridad femenina para llegar al equilibrio.
¿En qué polaridad te encuentras tú?
Somos seres completos, ambas energías habitan en nosotras, nuestro poder radica en usar ambas a nuestra conveniencia según aplique la situación que se está viviendo.
La femenina me conecta con la creación, la conexión, el disfrute, el momento presente; la masculina con la fuerza, la estrategia, la acción que me permite manifestar desde mi divino femenino.
El rechazo o la aceptación de Papá deja huella, que trasciende el tiempo; ya sea en presencia o en ausencia y es nuestra responsabilidad individual como adultas sanar esas heridas abiertas para conectar con una realidad de armonía, de perdón, de amor.
Te abrazo fuerte,
Isabel